
Miércoles 3 de febrero de 2021 3:25 - 4:09 pm
Tú dices: “confesaos y orad”, Mi Señor.
Hijos de Mi Sagrado Corazón, os pido que aumentéis vuestras oraciones por Mis Amados Siervos y ofreced reparación por aquellos que cometen actos sacrílegos y por aquellos que son tibios en su trabajo por Mí. Mis Preciosos Siervos son Mis Amados Discípulos, que llaman y guían a todas las Almas hacia Mí. Oh, Hijos Míos del Amor Recto, orad y cumplid Mis deseos de que aprovechéis ahora el Sacramento de la Reconciliación [confesión]. Sí, reconciliaos conmigo para que vengáis espiritualmente limpios para participar de Mi Cuerpo y Sangre. Hijos, cuando lo hacéis, los ángeles están atónitos [asombrados] por vuestra belleza cuando os acercáis a Mi Altar. Tales son las bendiciones de la reconciliación. La gracia y la misericordia abundan para vosotros y vuestro Amado Jesús se regocija en vuestra unión con Él.
Oh Mis Hijos de Mi Divino Corazón, rodeaos de aquellos que Me conocen y Me aman, a vuestro Señor Jesucristo. Orad juntos y compartid vuestras fortalezas espirituales. Uniones de esta naturaleza os mantienen apegados a Mi Buena Palabra.
Oh Mis Hijos, orad. Orad y no ceséis. Los pecados del Hombre son tan pútridos, Mi Corazón está estrujado por vuestros pecados. Os envío tantos fuegos de Amor para que los atrapéis y correspondáis, pero no hay Hijos que Me amen y correspondan a Mi Amor.
Hijos de Mi Preciosa Sangre, el Hombre Me deja tan solo por su falta de atención y su fe tibia. Escucho oraciones que se recitan sin sentir. Entro en Mis Hijos deseando que Mis Amados sientan las Eternas y GRANDES bendiciones de la Eucaristía, pero muy pocos de vosotros reconocéis Mi Divinidad. Oh Hijos, orad y dadme vuestros Corazones. ¿No veis el peligro de andar errantes y apartados de Mí? ¿No sentís los gruñidos de la Tierra y la vehemencia de las aguas? Observad lo que os rodea, Mis Amados. ¿Me traicionaréis por este Mundo? Hijos, orad y dejad todo lo mundano. Yo soy el Señor Dios, Jesucristo, y proveeré para Mis Hijos que confían en Mí con la totalidad de sus Corazones y Almas.
Amados Hijos, renunciad a lo que es temporal. Lo temporal no os salva y no os da la Misericordia, el Amor y las gracias que os concedo diariamente. En Mi Gran Amor por vosotros, lloro porque estamos separados. Me siento solo y necesito atención. Hijos, atendedme, y en todas las cosas, llevadme en primer plano en cada decisión, deseo, acción, pensamiento y palabra. Hacer esto fusiona Mi Corazón con el vuestro, porque vuestro Corazón Me ha dado la bienvenida en él. Hijos, debéis orad constantemente. No ceséis en vuestras oraciones. Vosotros sabéis ahora que estáis experimentando los dolores de parto de los resultados y las consecuencias de vuestras apostasías masivas. Sí, Mis Hijos habéis negado lo que viene, porque preferís la negación a la realidad. Pero la tormenta viene y debe llegar. Debéis ser purificados de vuestro amor por el pecado. Quiero que cada uno de vosotros estéis conmigo, fuera del tiempo en la infinitud de la Eternidad.
Amados, haceos vosotros mismos regalos para vuestro Amado Señor Jesús. Traedme almas con vuestras oraciones de misericordia y compasión. Hijos, sí, lo que vendrá será tormento, confusión, desolación y dolor. En todo eso, deseo que reconozcáis Mi Amor por vosotros en todo esto y permanezcáis siempre leales y confiados en vuestro Amado Jesús. El hombre inexperto lo pasará mal, pero más aún el que no reza. Conocedme, Hijos Míos. Las cosas que vienen no son como el diluvio. Son mucho más duras. Y sabiendo esto, confiad en Mí. Si veis que los océanos se apoderan de tierras enteras, no temáis, confiad en Mí. Si os enfrentáis al fuego, no temáis, confiad en Mí. Si el enemigo os captura y quiere veros colgados, no temáis, confiad en Mí. ¿No comprendéis el grado de confianza que se os está pidiendo que ofrezcáis? Es confianza y fe absoluta y total en vuestro Señor Dios, a quien pretendéis Amar. Mostradme, Hijos Míos.
Mostradme vuestro Amor por Mí, orando y buscándome en todas las cosas. Juntos, intercambiaremos unidos un gran Amor y todos vuestros miedos se disiparán. Yo soy vuestro Dios Amoroso. Lloro sabiendo lo que pronto sufriréis. No será evitado. Orad, Hijos Míos, por vuestra mitigación. En Mi Amor por vosotros, os doy todos los medios por los cuales podáis regresar a la Luz del Amor. Hago todo lo que puedo para traeros a Mí. Hago todo lo posible para captar vuestra atención y mantenerla. Hijos Míos, lo único que no haré es forzar vuestra voluntad. Debéis enamoraros de Mí por vuestra propia voluntad. Debéis anhelarme y amarme hasta los extremos más recónditos de vuestros Corazones y Almas. El Amor no puede ser forzado. Soy un Señor discreto y no fuerzo vuestra voluntad a la Mía. Sin embargo, Amados Hijos, anhelo mucho que viváis en Mi Bendita y Divina Voluntad, porque, cuando nos fusionamos de tal manera, vosotros estáis en perfecta armonía con la Divinidad. Los males que este Mundo quiere que sufráis son agridulces para vosotros. La aceptación de Mi Voluntad no os libra del dolor o la tragedia. Os doy la paz y la paciencia para soportar la persecución a través de Mi Divina Voluntad. Y cuando aceptáis, en verdad abrazáis Mi Voluntad como vuestra, las reparaciones, vuestro abandono de vosotros mismos y con fe, Me alivian tanto que muchos pecados son perdonados. Tal alegría Me da vuestro deseo de Mi Voluntad.
Amados Hijos de Mi Corazón, os digo de nuevo, orad. Orad en cada momento de cada día. No recéis vuestras oraciones de memoria, con Corazones inconscientes o desdeñosos. Orad y habladme con vuestros corazones. No os distraigáis con este Mundo, sino asistid a Mis Ojos llorosos y Pobre Corazón. Vuestras oraciones fieles y amorosas son un bálsamo para Mis Sagradas Llagas. Hijos Míos, no os abandono. Siempre estoy con vosotros. No os apartéis de Mí. Y cuando lo hagáis, llamadme una sola vez e inmediatamente vuelo a vuestro lado y os abrazo tan cerca de Mi Corazón como los Míos.
Queridos Hijos, os digo esto no para asustaros sino para prepararos para lo que viene. Se levantarán tierras. La Tierra cultivará desastre tras desastre. Los terremotos, los sumideros y las inundaciones destruirán ciudades. Las naciones cambiarán de manos y los ciudadanos serán llevados de un lado a otro como esclavos. No con grilletes sino con esposas espirituales. Mi cuerpo y sangre no estarán disponibles. La comida escaseará y las personas que alguna vez fueron civilizadas se volverán contra sus amigos, familiares y vecinos. El dinero no tendrá poder y ese poder que existirá estará en manos de unos pocos, y esos pocos son precursores del maligno, Mi antítesis.
Os digo a todos estas cosas terribles, no para asustaros, sino para que estéis preparados. Vuestra preparación reside en la oración, la devoción, el Rosario y en vuestra plena confianza en Mí. Amados Hijos, no arrojo Mis Corderos a los Lobos. Estoy con vosotros siempre. Ponedme en el primer plano de vuestras vidas y ved cuán alegre y agridulce será la vida. Llevad Mi Paz a vuestro Corazón. Sabed que presiono Mi Corazón contra el vuestro, y Yo sé cuándo el vuestro se acelera de miedo. Entonces Mi Corazón se instalará en el vuestro,
Mi Paz. Paz, Mis Amados.
Tú dices: “confesaos y orad”, Mi Señor.
Hijos de Mi Sagrado Corazón, os pido que aumentéis vuestras oraciones por Mis Amados Siervos y ofreced reparación por aquellos que cometen actos sacrílegos y por aquellos que son tibios en su trabajo por Mí. Mis Preciosos Siervos son Mis Amados Discípulos, que llaman y guían a todas las Almas hacia Mí. Oh, Hijos Míos del Amor Recto, orad y cumplid Mis deseos de que aprovechéis ahora el Sacramento de la Reconciliación [confesión]. Sí, reconciliaos conmigo para que vengáis espiritualmente limpios para participar de Mi Cuerpo y Sangre. Hijos, cuando lo hacéis, los ángeles están atónitos [asombrados] por vuestra belleza cuando os acercáis a Mi Altar. Tales son las bendiciones de la reconciliación. La gracia y la misericordia abundan para vosotros y vuestro Amado Jesús se regocija en vuestra unión con Él.
Oh Mis Hijos de Mi Divino Corazón, rodeaos de aquellos que Me conocen y Me aman, a vuestro Señor Jesucristo. Orad juntos y compartid vuestras fortalezas espirituales. Uniones de esta naturaleza os mantienen apegados a Mi Buena Palabra.
Oh Mis Hijos, orad. Orad y no ceséis. Los pecados del Hombre son tan pútridos, Mi Corazón está estrujado por vuestros pecados. Os envío tantos fuegos de Amor para que los atrapéis y correspondáis, pero no hay Hijos que Me amen y correspondan a Mi Amor.
Hijos de Mi Preciosa Sangre, el Hombre Me deja tan solo por su falta de atención y su fe tibia. Escucho oraciones que se recitan sin sentir. Entro en Mis Hijos deseando que Mis Amados sientan las Eternas y GRANDES bendiciones de la Eucaristía, pero muy pocos de vosotros reconocéis Mi Divinidad. Oh Hijos, orad y dadme vuestros Corazones. ¿No veis el peligro de andar errantes y apartados de Mí? ¿No sentís los gruñidos de la Tierra y la vehemencia de las aguas? Observad lo que os rodea, Mis Amados. ¿Me traicionaréis por este Mundo? Hijos, orad y dejad todo lo mundano. Yo soy el Señor Dios, Jesucristo, y proveeré para Mis Hijos que confían en Mí con la totalidad de sus Corazones y Almas.
Amados Hijos, renunciad a lo que es temporal. Lo temporal no os salva y no os da la Misericordia, el Amor y las gracias que os concedo diariamente. En Mi Gran Amor por vosotros, lloro porque estamos separados. Me siento solo y necesito atención. Hijos, atendedme, y en todas las cosas, llevadme en primer plano en cada decisión, deseo, acción, pensamiento y palabra. Hacer esto fusiona Mi Corazón con el vuestro, porque vuestro Corazón Me ha dado la bienvenida en él. Hijos, debéis orad constantemente. No ceséis en vuestras oraciones. Vosotros sabéis ahora que estáis experimentando los dolores de parto de los resultados y las consecuencias de vuestras apostasías masivas. Sí, Mis Hijos habéis negado lo que viene, porque preferís la negación a la realidad. Pero la tormenta viene y debe llegar. Debéis ser purificados de vuestro amor por el pecado. Quiero que cada uno de vosotros estéis conmigo, fuera del tiempo en la infinitud de la Eternidad.
Amados, haceos vosotros mismos regalos para vuestro Amado Señor Jesús. Traedme almas con vuestras oraciones de misericordia y compasión. Hijos, sí, lo que vendrá será tormento, confusión, desolación y dolor. En todo eso, deseo que reconozcáis Mi Amor por vosotros en todo esto y permanezcáis siempre leales y confiados en vuestro Amado Jesús. El hombre inexperto lo pasará mal, pero más aún el que no reza. Conocedme, Hijos Míos. Las cosas que vienen no son como el diluvio. Son mucho más duras. Y sabiendo esto, confiad en Mí. Si veis que los océanos se apoderan de tierras enteras, no temáis, confiad en Mí. Si os enfrentáis al fuego, no temáis, confiad en Mí. Si el enemigo os captura y quiere veros colgados, no temáis, confiad en Mí. ¿No comprendéis el grado de confianza que se os está pidiendo que ofrezcáis? Es confianza y fe absoluta y total en vuestro Señor Dios, a quien pretendéis Amar. Mostradme, Hijos Míos.
Mostradme vuestro Amor por Mí, orando y buscándome en todas las cosas. Juntos, intercambiaremos unidos un gran Amor y todos vuestros miedos se disiparán. Yo soy vuestro Dios Amoroso. Lloro sabiendo lo que pronto sufriréis. No será evitado. Orad, Hijos Míos, por vuestra mitigación. En Mi Amor por vosotros, os doy todos los medios por los cuales podáis regresar a la Luz del Amor. Hago todo lo que puedo para traeros a Mí. Hago todo lo posible para captar vuestra atención y mantenerla. Hijos Míos, lo único que no haré es forzar vuestra voluntad. Debéis enamoraros de Mí por vuestra propia voluntad. Debéis anhelarme y amarme hasta los extremos más recónditos de vuestros Corazones y Almas. El Amor no puede ser forzado. Soy un Señor discreto y no fuerzo vuestra voluntad a la Mía. Sin embargo, Amados Hijos, anhelo mucho que viváis en Mi Bendita y Divina Voluntad, porque, cuando nos fusionamos de tal manera, vosotros estáis en perfecta armonía con la Divinidad. Los males que este Mundo quiere que sufráis son agridulces para vosotros. La aceptación de Mi Voluntad no os libra del dolor o la tragedia. Os doy la paz y la paciencia para soportar la persecución a través de Mi Divina Voluntad. Y cuando aceptáis, en verdad abrazáis Mi Voluntad como vuestra, las reparaciones, vuestro abandono de vosotros mismos y con fe, Me alivian tanto que muchos pecados son perdonados. Tal alegría Me da vuestro deseo de Mi Voluntad.
Amados Hijos de Mi Corazón, os digo de nuevo, orad. Orad en cada momento de cada día. No recéis vuestras oraciones de memoria, con Corazones inconscientes o desdeñosos. Orad y habladme con vuestros corazones. No os distraigáis con este Mundo, sino asistid a Mis Ojos llorosos y Pobre Corazón. Vuestras oraciones fieles y amorosas son un bálsamo para Mis Sagradas Llagas. Hijos Míos, no os abandono. Siempre estoy con vosotros. No os apartéis de Mí. Y cuando lo hagáis, llamadme una sola vez e inmediatamente vuelo a vuestro lado y os abrazo tan cerca de Mi Corazón como los Míos.
Queridos Hijos, os digo esto no para asustaros sino para prepararos para lo que viene. Se levantarán tierras. La Tierra cultivará desastre tras desastre. Los terremotos, los sumideros y las inundaciones destruirán ciudades. Las naciones cambiarán de manos y los ciudadanos serán llevados de un lado a otro como esclavos. No con grilletes sino con esposas espirituales. Mi cuerpo y sangre no estarán disponibles. La comida escaseará y las personas que alguna vez fueron civilizadas se volverán contra sus amigos, familiares y vecinos. El dinero no tendrá poder y ese poder que existirá estará en manos de unos pocos, y esos pocos son precursores del maligno, Mi antítesis.
Os digo a todos estas cosas terribles, no para asustaros, sino para que estéis preparados. Vuestra preparación reside en la oración, la devoción, el Rosario y en vuestra plena confianza en Mí. Amados Hijos, no arrojo Mis Corderos a los Lobos. Estoy con vosotros siempre. Ponedme en el primer plano de vuestras vidas y ved cuán alegre y agridulce será la vida. Llevad Mi Paz a vuestro Corazón. Sabed que presiono Mi Corazón contra el vuestro, y Yo sé cuándo el vuestro se acelera de miedo. Entonces Mi Corazón se instalará en el vuestro,
Mi Paz. Paz, Mis Amados.